Hace unos años vi con cierta sorpresa un “artículo” en una revista
biomédica española cuyo título incluía algo así como “la colección de
mariposas”… llamativo título que me hizo picar y descubrir un curioso trabajo. En
él que, según palabras del autor, se «repasa[ban] los acontecimientos clínicos publicados
en 2007» en esa revista. Me
sorprendió el formato de la compilación: «¿es necesario que una revista médica
describa casi que uno por uno los “casos clínicos” que ha publicado el año
anterior?». Y, claro, me cuestioné su verdadero objetivo al encontrar citadas
las 17 notas clínicas… Pensé, «¿no será esta una manera sencilla de “alimentar”
el número de citas a la revista para aumentar su factor de impacto?».
Tras las dudas iniciales recordé rápidamente otro artículo publicado en la
misma revista unos meses antes. Lo busqué y comprobé que, de forma parecida,
hacía un repaso de los 59 artículos originales publicados el año anterior.
Evidentemente, esos 59 artículos estaban citados en la bibliografía del
trabajo. «¿Esto no lo había visto yo antes?» me pregunté… y una navegación
rápida por los sumarios de la revista me permitió identificar otro artículo
similar del año anterior: recopilatorio sobre los originales publicados durante
el año precedente que añade 61 citas a la revista. Todo eso me sonó a
“ingeniería perversa del factor de impacto”. Tres o cuatro años después, esa revista y
unas cuantas más fueron penalizada por Thomson Reuters por tener un “patrón de
citación anómalo”. Aunque
continúa indizada en Science Citation Index, ya lleva dos años en “observación”
y, mientras tanto, no se le calcula el factor de impacto bibliográfico y tampoco
aparece en los Journal Citation Reports (JCR).
Conocer las autocitas de las revistas que computan para el factor de impacto
es fácil: desde hace unos años, Thomson Reuters incluye en los JCR las autocitas
de las revistas. Así que me he propuesto
dar un vistazo algo más sistemático en unas cuantas revistas biomédicas, con
especial atención a las revistas españolas, para explicarlo. Para ello, he
seleccionado (según mi criterio personal) doce revistas españolas de diversos
ámbitos biomédicos (tabla 1) para analizar su patrón de autocitas atendiendo a la
tendencia del porcentaje de autocita (PAC) en los últimos años de cada revista y
la comparación del PAC de la revista con el PAC medio de las 5 revistas con
mayor factor de impacto en su correspondiente categoría del JCR.
Tabla 1. Revistas seleccionadas y categoría del Journal
Citation Reports (Science Edition)
|
|||
Título abreviado*
|
Categoría
|
FI 2011
|
|
Med Clín (Barc)
|
Medicina general e interna
|
1,385
|
|
Rev Clin Esp
|
Medicina
general e interna
|
2,008
|
|
Aten Primaria
|
Medicina
general e interna
|
0,627
|
|
Rev Esp Cardiol
|
Sistema
cardiovascular
|
2,530
|
|
Rev Esp Enf Dig
|
Gastroenterología
y hepatología
|
1,548
|
|
Enf Inf Microbiol Clin
|
Enfermedades
infecciosas
|
1,491
|
|
Neurología
|
Neurología
clínica
|
0,790
|
|
An Pediatria
|
Pediatría
|
0,770
|
|
Gac Sanit
|
Salud pública,
ambiental y ocup
|
1,326
|
|
Clin Transl Oncol
|
Oncología
|
1,327
|
|
Int J Dev Biol
|
Biología del
desarrollo
|
2,823
|
|
Emergencias
|
Medicina de urgencias
|
2,486
|
*Abreviación de
la US National Library of Medicine (PubMed)
En la tabla 2 se muestran los PAC en el quinquenio de estudio, para cada
una de las 12 revistas, y el PAC promedio de las 5 revistas “top” (con mayor
factor de impacto) de las categorías correspondientes. Se trata de los PAC que
contribuyen al factor de impacto del año en cuestión, tal y como se
proporcionan en los JCR. En general, los PAC de las revitas españolas son
elevados (la mayoría entre un 30 y 40%) y dentro de un margen de variabilidad,
se mantienen estables para cada revista. Llama la atención el elevado PAC (77%)
de la Rev Clin Esp, a expensa del cual ha aumentado su factor de impacto entre
2010 y 2011 (de 0,762 a 2,008). Todas las revistas analizadas tienen PACs mucho
mayores que el PAC promedio de las revistas “top” de su categoría (casi todos
inferiores al 5%). El elevado PAC medio de las cinco revistas con mayor factor
de impacto en la categoría “medicina de urgencias” es debido justamente a la
propia contribución de la revista Emergencias, que es la tercera con mayor
factor de impacto de la categoría y al mismo tiempo la revista que tiene mayor
PAC.
Tabla 2. Porcentaje de autocita (PAC) que contribuye al
factor de impacto según el JCR (años 2007 a 2011) y PAC medio de las 5
revistas con mayor factor de impacto de la categoría (2011)
|
|||||||
PAC de las revistas
(año)
|
PAC medio
|
||||||
Título abreviado*
|
2007
|
2008
|
2009
|
2010
|
2011
|
2011
|
|
Med Clín (Barc)
|
44,0
|
38,0
|
32,0
|
31,0
|
38,0
|
2,2
|
|
Rev Clin Esp
|
49,0
|
47,0
|
28,0
|
37,0
|
77,0
|
2,2
|
|
Aten Primaria
|
-
|
-
|
51,0
|
49,0
|
47,0
|
2,2
|
|
Rev Esp Cardiol
|
58,0
|
54,0
|
45,0
|
28,0
|
38,0
|
5,2
|
|
Rev Esp Enf Dig
|
43,0
|
38,0
|
34,0
|
36,0
|
29,0
|
4,4
|
|
Enf Inf Microbiol Clin
|
28,0
|
19,0
|
26,0
|
32,0
|
29,0
|
5,2
|
|
Neurología
|
37,0
|
40,0
|
25,0
|
34,0
|
46,0
|
18,0
|
|
An Pediatria
|
**
|
**
|
28,0
|
35,0
|
33,0
|
4,0
|
|
Gac Sanit
|
**
|
**
|
32,0
|
22,0
|
32,0
|
4,8
|
|
Clin Transl Oncol
|
**
|
**
|
7,0
|
3,0
|
5,0
|
1,6
|
|
Int J Dev Biol
|
1,0
|
3,0
|
5,0
|
3,0
|
2,0
|
2,2
|
|
Emergencias
|
**
|
**
|
**
|
45,0
|
46,0
|
23,8
|
Sería muy simple explicar estos elevados PAC de la mayoría de las revistas
biomédicas españolas analizadas en este ensayo como parte de las estrategias de
los editores para incrementar el factor de impacto artificialmente, con casos
extremos como el de los “artículos autocitantes” comentados al inicio. Como
editor de una revista española durante algo más de dos lustros, confieso que he
estado algo preocupado (por no decir algo obsesionado) por el factor de impacto
de la revista, y por ello he insistido en el uso correcto de las autocitas. Autocita no es sinónimo de fraude, aunque
en algunas revistas se haya recurrido a la autocita de forma fraudulenta. No
creo que el factor de impacto de las revistas deba ser recalculado restando las
autocitas, pues cierto grado de autocita es inevitable o, aún mejor, es algo
inherente a la investigación y positivo para la revista. Creo que es muy lógico y natural encontrar en un artículo publicado en
la revista X referencias pertinentes
a artículos publicados en esa misma revista X. Existen además otros
condicionantes, como son el ámbito local de las investigaciones, de la revista,
y de la lengua en que se escribe (nótese que las revistas españolas con menor
PAC son que las que publican sus artículos en inglés).
Si eso es así, ¿por qué excelentes revistas como cualquiera de las “top” de
las categorías analizadas tienen un
nivel de autocita tan bajo? Aunque estas revistas reciben muchas autocitas, el caso es que reciben muchísimas más citas por otras revistas. Veamos el ejemplo del N
Engl J Med: en el año 2011 recibió 37149 citas que contabilizan para el factor de
impacto (ventana temporal de dos años: citas a artículos publicados en 2009 y
2010). Ese enorme número (37149), que es el numerador del factor de impacto, se
ve muy poco afectado por las 616 autocitas. Aunque 616 son muchas citas,
37149 citas menos 616 autocitas (=36533) sigue siendo un número muy grande.
Además, al mantenerse constante (y no muy elevado) el denominador (el número
artículos citables en los dos mismos años, 697 para ser exactos), el factor de
impacto del New England pasaría de 53,298 a 52,415 si se “corrigiera” por
autocitas. Es decir, el porcentaje de autocita de las “top” es moderado a
expensas de una frecuencia absoluta de citas muy elevada (y su impacto en el factor de impacto es
mínimo).
Por todo ello, creo que las revistas españolas deberían andar con cuidado
en el escabroso juego
del factor de impacto y desestimar prácticas poco éticas de autocitación,
que acaban
siendo evidentes en los JCR (PACs mayores del 30% son llamativos, y Thomson
Reuters vigila cuando el PAC es de más del 70%) y tienen un efecto
contrario al esperado (tabla 3). Los artículos “autocitantes” como los
mencionados serían el máximo exponente de mala praxis, pero no olvidemos que
algunos editores “recomiendan” algo alegremente e incluso coercitivamente a los
autores la inclusión de autocitas en los originales que evalúan (incluso,
adjuntando una lista de “posibles artículos a tener en cuenta para su
bibliografía”). Un estudio
publicado en Science exponía que 1 de cada cinco investigadores en ciencias
sociales y economía se veían “obligados” a incluir citas superflúas en sus
artículos para conseguir su publicación.
Tabla 3. Ejemplo de exclusión de una revista del
Journal Citation Reports*
|
La revista Journal of
Biomolecular Structural Dynamics (JBSD) fue
excluida del 2011 JCR porque su índice de impacto subió de 1,1 en 2009 hasta
5,0 in 2010. Thomson Reuters solicitó al editor que explicara la razón de su
éxito. Por lo que parece el editor decidió en 2009 recomendar a todos
los autores de nuevos artículos que relacionaran su trabajo con el presentado
en artículos recientes publicados en JBSD (supuestamente con objeto de
mejorar la formación de los jóvenes estudiantes de doctorado que empiezan a
leer la revista). Obviamente, la revista ha sido excluida del 2011 JCR por
mala praxis del editor. El editor ha decidido cambiar de política (ya no
apoyará la formación de los jóvenes doctorandos) y espera que dicho cambio le
permita volver a entrar en el JCR (durante un par de años estará siendo
vigilada y si corrige su mala praxis volverá a entrar en 2012 o en 2013).
|
*reproducido del post “Hoy
se ha publicado el nuevo JCR 2011” publicado en el blog “Francis
(th)E mule Science's News”.
En cualquier caso, no olvidemos que lo que normalmente hace que un artículo
sea aceptado para publicación y que después sea citado es su originalidad, la relevancia de los
resultados, la validez científica de estudio y que el artículo esté bien
escrito. Los buenos autores deben
escribir buenos artículos que los buenos editores deberán reconocer y
seleccionar para publicar en una buena revista.
Posts relacionados en otros blogs:
“Las
revistas españolas en los JCR 2011” y “Las
revistas españolas en los JCR 2010” por Álvaro Cabezas.
“Hoy
se ha publicado el nuevo JCR 2011”, por La Mula Francis.
“JCR 2011 – Comunicación”,
por Rafael Repiso.
“Revistas españolas de
educación en el JCR 2011 (ranking actualizado)”, por Francesc Esteve.
Conflictos de intereses:
El autor lleva 20
años intentando publicar (y publicando) artículos como fruto de sus
investigaciones, casi los mismos que lleva evaluando manuscritos para diversas
revistas científicas. Además, el autor fue 5 años editor asociado y 6 años
director de la revista Gaceta
Sanitaria, y en la actualidad es miembro de
su Consejo Asesor.